Objetivos Reales u Operacionales de un Sistema
Los objetivos reales u operacionales son las metas concretas que determinan la actuación efectiva de un sistema, identificables a través de acciones observables y mediciones cuantificables. Representan las prioridades reales que guían las decisiones, incluso si contradicen las declaraciones formales (Churchman, 1987; Johansen Bertoglio, 2013).
Características
Siguiendo a Churchman (1987), las características más importantes son:
Característica | Explicación |
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Medibles | Se expresan mediante indicadores específicos (ejemplo: tiempo de uso en plataformas digitales, tasa de retención de clientes). |
Críticos para la superviviencia | Determinan la asignación de recursos y la adaptación al medio. |
Acción / Consecuencia | El sistema está dispuesto a sacrificar otros objetivos para alcanzarlos. |
Ejemplos
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Redes sociales: Aunque declaran "conectar personas", aunque suelen declarar que su misión es “conectar personas” o “fomentar comunidades”, en la práctica muchas decisiones estratégicas muestran que el objetivo operativo es maximizar el tiempo de uso y la captación de datos para fines comerciales. El investigador debe, por tanto, analizar los patrones de conducta y las medidas de desempeño concretas (como ingresos por usuario, tiempo de permanencia, etc.) para identificar los verdaderos objetivos del sistema.
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Universidades: Algunas priorizan métricas como número de graduados sobre la calidad educativa, afectando políticas de admisión y evaluación.
Mecanismo para su Identificación
Churchman (1987) propone observar si el sistema modifica su comportamiento ante obstáculos. Por ejemplo, una empresa que reduce estándares de calidad para cumplir metas de producción evidencia que su objetivo real es volumen, no excelencia.
Falacia de lo Evidente
Además, se debe evitar caer en la "falacia de lo evidente", que consiste en aceptar automáticamente como verdaderos aquellos objetivos que parecen obvios o que gozan de mayor aceptación social. La realidad de los sistemas es más compleja. Por ejemplo, en el ámbito de la salud pública, una campaña de vacunación que logra reducir significativamente una enfermedad puede generar consecuencias inesperadas, como un crecimiento demográfico en regiones con recursos limitados o presiones adicionales sobre los sistemas alimentarios y de vivienda. Al evaluar si un sistema está cumpliendo sus objetivos reales, debemos considerar tanto los resultados directos como estas consecuencias indirectas que pueden manifestarse a mediano y largo plazo (Churchman, 1987; Johansen Bertoglio, 2013).